venres, 4 de xaneiro de 2008

** O recucho erótico...... Valérie Tas

El Poder Afrodisíaco de la Coca Cola

20 de Marzo de 1997.
Hoy he recibido una llamada de Hassan en la oficina. Hassan … Hace dos años que no sé nada de él.
“Cabrona- es lo primero que me ha dicho-, desapareciste del mapa. Pero ves cómo sé donde encontrarte. Tengo que ir a Barcelona esta semana, para mi periódico. Me gustaría verte.” Hassan…
Tuve una relación de dos años (no seguidos) con Hassan. Tenía (¿tiene todavía?) una predilección especial por introducirme en la vagina botellas vacías de Coca-Cola de 25cl. Primero me las hacía beber y luego … no sé a qué se debe esa obsesión por la Coca-Cola, mejor dicho, por la botellita. Creo que debe de tener complejo con su pene que, la verdad sea dicha, no tiene grandes cualidades ni morfológicas ni artísticas.

Aparte del sexo, hablábamos poco, pero compartíamos los textos de El Principito de Saint-Exupéry, y sueños sobre los que debía ser una verdadera historia de amor, suspirándonos el uno al otro. Pero siempre he sabido que no era mi historia de amor. Él es marroquí y yo francesa. Y de alguna forma me tenía como amante par sentir que jodía a toda Francia y su colonialismo.

Así que hoy, nada de sexo, pero una llamada y buenas perspectivas …


25 de Marzo de 1997.
-¿Vienes conmigo a Madrid? – me pregunta Hassan-. No puedo perderme ese encuentro en La Zarzuela. Y me gustaría que me ayudaras, al menos, con la traducción de los periódicos sobre el acontecimiento.


...Ampliar/recoller resto do relato [ +/- ]


    Con un poco de reticencia, decido acompañarle. He reservado una habitación en el hotel Miguel Ángel y cogemos el avión a última hora de la tarde. En pleno vuelo se pone a tocarme las piernas, descaradamente, mientras lee la prensa del día. Noto que la gente de al lado está incómoda, así que abro un poco más las piernas, para que pase mejor su mano hacia el interior de mi muslo. La gente, escandalizada, vuelve la cabeza hacia el otro lado. Alguna que otra maruja intenta mirarnos de reojo, sin ser vista. Pero se encuentra con mis ojos, y de nuevo vuelve la cabeza furtivamente. Siempre me ha asombrado la hipocresía de las personas. Levantan a menudo los brazos al cielo, escandalizadas y, sin embargo, demuestran muchas veces una curiosidad morbosa.

    Cuando llegamos al hotel, Hassan me hace entender que quiere tomarme en la ducha. Me encanta la idea. Una vez en la bañera, detrás de mí, con el agua corriendo sobre mi espalda y sus piernas, agarra el jabón y empieza a rozarlo contra mi pubis. Luego, me arropa con su brazo hasta que el jabón alcanza mis pezones. Juega con ellos, con movimientos circulares, intentando dibujar no sé muy bien el que. El contacto deslizante del agua y la espuma jabonosa tienen un efecto inmediato sobre mi cuerpo. Hassan acelera la cadencia de su movimiento hasta que paso mi mano por detrás y oriento su pene hacia su hábitat natural. Me penetra fuertemente y nos corremos juntos a los cinco minutos.



    FRAGMENTO DE Diario de Una Ninfómana, de Valérie Tas







RELATO REMITIDO POR: María
Gran Colaboradora de A Lareira Máxica

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